El agua ocupa el segundo lugar, después del oxígeno, como elemento esencial para la vida. Tal y como advierte un antiguo proverbio:
“Un hombre puede vivir tres semanas sin alimento, tres días sin agua, pero sólo tres minutos sin aire”.

No hay duda de que el agua es, por mucho, la sustancia más abundante sobre la Tierra, así como en nuestros cuerpos. Es por ello que resulta esencial para la vida por sus funciones. Aquí podrás conocer las principales:
• Transporta los nutrientes y los desechos de las células y otras sustancias, como hormonas, enzimas, plaquetas y células sanguíneas. Gracias a ello, facilita tanto el metabolismo celular como el funcionamiento químico celular.
• Es un excelente solvente y medio de suspensión. Este atributo del agua también facilita la eliminación de productos de desecho y toxinas a través de la orina.
• Como solvente, se combina con moléculas viscosas para formar fluidos lubricantes para las articulaciones, las mucosas que lubrican los tractos digestivo y genitourinario, el líquido ceroso que lubrica las vísceras, así como la saliva y otras secreciones que lubrican los alimentos a su paso por el tracto digestivo.
• Dada su capacidad de almacenamiento térmico, el agua ayuda a regular la temperatura del cuerpo absorbiendo el calor y liberándolo a través de la producción y evaporación de transpiración.
• Es una unidad estructural importante del organismo. Mantiene la forma celular, constituye una parte integral de las membranas celulares, amortigua los órganos y ayuda a mantener las estructuras del cuerpo.
Lo que debemos saber sobre el agua corporal
A la cantidad de agua en el cuerpo se le denomina agua corporal total (ACT) y esta varía con la edad, el sexo, la masa muscular y el tejido adiposo. En individuos sanos, el ACT sufre pocas modificaciones, excepto como resultado del crecimiento, el aumento o pérdida de peso, o condiciones tales como la gestación, la lactancia o con el ejercicio.
La cantidad de ACT varía de persona a persona, debido entre otras cosas, al contenido corporal de músculo y de grasa. El músculo tiene mayor cantidad de agua y la grasa menos; a medida que aumenta el tejido adiposo (grasa), el agua corporal disminuye (Laaksonen 2003). A ello se debe que las mujeres suelen tener un porcentaje de agua corporal menor que los hombres, pues poseen una proporción de grasa más alta. Algo parecido sucede con la edad, pues a mayor edad se reduce el ACT, debido sobre todo a la pérdida de masa muscular (Rose 2001). Aquí se muestra una tabla con el contenido de agua corporal promedio, por grupo de edad y género para su consulta. Tenga en cuenta que los valores por debajo de este valor de referencia pueden indicar deshidratación.
La importancia de un buen equilibrio hídrico
Para el mantenimiento de la función celular es importante el equilibrio hídrico, es decir, regular la cantidad de agua que el cuerpo recibe, así como la que este elimina.. La siguiente figura ilustra los mecanismos de ingesta y pérdida de agua corporal.
El desequilibrio hídrico se genera en dos vías: cuando las pérdidas son mayores a la ingesta, a lo que se le denomina deshidratación, y por el contrario, cuando la ingesta supera las pérdidas, donde se genera una hiper-hidratación. En ambos casos se genera un desequilibrio del agua, pero también de solutos como el sodio (Na) que se encuentra en el espacio extracelular, y el potasio (K), que se encuentra en el espacio intracelular y cuyo equilibrio es fundamental en los procesos de contractabilidad muscular, incluyendo el corazón.
Ambos casos generan alteraciones serias de salud, pero especialmente la deshidratación, que según su grado, genera dificultades para tragar o deglutir, infecciones urinarias por una mayor concentración de la orina, estreñimiento, fatiga o cansancio, caídas, úlceras por presión, dolor de cabeza, baja presión arterial, somnolencia, desorientación y coma en los casos más graves.
En personas que realizan actividad física, genera gradualmente sequedad bucal, cansancio, disminución del rendimiento, dolor de cabeza, calambres, desorientación, pérdida del equilibrio, arritmias cardiacas y por último, la muerte.

En ese sentido, es importante seguir las recomendaciones de consumo de agua que hacen las autoridades sanitarias del mundo, las cuales han consensuado que se debe consumir unos 8 vasos de agua al día (sin contar su consumo en la dieta). Finalmente, en el caso de las personas que realizan actividad física de manera permanente, deben asesorarse con un profesional para determinar cuál es la mejor manera de hidratarse antes, durante y después del ejercicio. Hay que tener en cuenta que esto dependerá en todo caso, de la edad, el género, el tipo de actividad, el deporte, la posición del deportista, si es deporte de conjunto, y la temperatura del lugar donde se realice la práctica de dicha actividad.

GILDARDO DE JESÚS URIBE GIL
Director Aminogram Academy ND-MSC
Magíster en salud colectiva y Nutricionista Dietista de la Universidad de Antioquia; con experiencia en dirección y docencia universitaria; formación tecnológica; dirección y coordinación de empresas, planes, programas y proyectos en el ámbito público y privado; enfocada en los sectores de la educación, la planificación para el desarrollo, atención a población desplazada y vulnerable, salud, nutrición, seguridad alimentaria, sector de producción y comercialización de alimentos.